1º de Mayo: con Artigas y el PIT-CNT a Las Piedras.
¿A quién le sirve la Ley de Impunidad?
Editorial de El Popular – 29/4/2011
El 1º de Mayo es sinónimo, desde hace 124 años, de lucha de los trabajadores. En 1886 miles de trabajadores fueron a la huelga en EEUU reclamando la jornada laboral de 8 horas. Las patronales, la policía y la justicia de Chicago, montaron una provocación y una farsa judicial contra 8 activistas. En noviembre de 1897 cinco son ahorcados, uno aparece muerto en su celda, dos son condenados a cadena perpetua y el restante a 15 años de trabajos forzados. Pero la provocación y la muerte no surten el efecto deseado.
Muy por el contrario, tres años después, en 1890, es decir exactamente hace 120 años, los trabajadores organizados realizan la primer huelga universal de la historia, reivindicando a los mártires de Chicago, las 8 horas de jornada laboral e incorporando los reclamos de cada país. Entre los países donde se concretó la jornada de lucha de 1890 estuvo Uruguay.
Hoy el 1º de Mayo es una fecha asumida en una parte muy importante del mundo como el Día Internacional de los Trabajadores, que no del Trabajo, como insisten en denominarlo desde algunos medios, quitándole todo el contenido de lucha. A nivel internacional hay excepciones, como por ejemplo EE.UU. A pesar de ser el lugar donde nació la protesta y precisamente para intentar borrarla, no celebra el 1º de Mayo y tiene en septiembre su Labor Day.
Los trabajadores uruguayos, con distintos niveles de organización, hace 120 años que ininterrumpidamente vienen expresando sus puntos de vista sobre el mundo, el país y su situación los 1º de mayo. La importancia y el peso de los pronunciamientos ha crecido conforme fue avanzando la unidad del movimiento sindical y se hizo, -no exenta de problemas y disputas-, una referencia insoslayable a partir del surgimiento de la CNT en la década del 60.
Fueron los 1º de Mayo las tribunas principales desde donde se difundieron las propuestas del Congreso del Pueblo para un país distinto. También desde donde se alertó sobre el avance del autoritarismo, el peligro de la dictadura y la decisión de los trabajadores de enfrentarla con una huelga general. Durante la dictadura fue una fecha central de lucha. Con manifestaciones relámpago duramente reprimidas en 1974, 1975 y 1976. Con pintadas, volanteadas y reuniones clandestinas en los años siguientes.
Tal era el arraigo del 1º de Mayo que la dictadura, que preparaba el plebiscito constitucional, quiso cambiarlo de fecha en 1980. La respuesta fue un paro parcial de enorme acatamiento a pesar de la represión que se constituyó en un antecedente clave para el NO de pocos meses después. En 1983, como PIT y en 1984, ya como PITCNT, el movimiento sindical juega otra vez un papel clave en la caída de la dictadura, poniendo a la movilización popular como protagonista e incluyendo la libertad de los presos y la crisis económica como elementos centrales de discusión.
El 1º de Mayo, entonces, está muy lejos de ser una fecha de calendario o de simple recordación; ha sido por más de un siglo, reflejo de las luchas de los trabajadores uruguayos y de la sociedad toda. El domingo 1º de Mayo el PIT-CNT realizará, como todos los años, una veintena de actos en todo el país y esta vez el acto central será en la ciudad de Las Piedras. La elección del lugar tiene que ver con incorporar la visión de los trabajadores sobre la gesta artiguista en el marco del Bicentenario.
Este 1º de mayo encuentra, más allá de las dificultades, a un movimiento sindical con enorme peso en la sociedad. Con el nivel de afiliación más alto de su historia, más de 320 mil trabajadores sindicalizados. Protagonizando una victoria popular clave en las elecciones de directores sociales del BPS. Lo encuentra además con el gobierno anunciando que asumirá varias de las propuestas realizadas por el PIT-CNT para mejorar la distribución de la riqueza y del ingreso.
Por todo ello, por la historia y por el presente, el acto del domingo en Las Piedras es clave. Este año la convocatoria es: 1 de Mayo con Artigas: «Que los mas infelices sean los más privilegiados. Por un país productivo y con justicia social. Más y mejor redistribución de la riqueza. Más salario y mejor empleo. Más formación y mejor negociación colectiva. Más y mejor sistema integrado de salud. Más y mejor educación. Más vivienda y mejores condiciones de vida. Anulación de la Ley de impunidad».
Por la historia, por el presente y por el futuro; porque siempre será clave el papel de los trabajadores organizados, EL POPULAR convoca a todos sus lectores a concurrir a los actos del 1º de Mayo del PIT-CNT.
¿A quién le sirve la Ley de Impunidad?
La anulación de la Ley de Caducidad sigue desatando, como era de esperar, intensos debates, matizados por operaciones mediáticas, reclamos airados de la derecha y pronunciamientos varios de militares retirados y en actividad. Como señalamos en editoriales anteriores hay por lo menos tres dimensiones que no se pueden obviar: la política, la jurídica y la institucional.
Pararse en una sola de esas dimensiones olvidando las restantes, sea cual sea la elegida, conduce a callejones sin salidas y a falsas oposiciones. En el plano político la impunidad es el complemento imprescindible de la represión, que nada tuvo que ver con los dos demonios, fue el terrorismo de Estado, de un régimen fascista para imponer un modelo económico y de dominación y para frenar la acumulación popular. Es la transición como categoría política eterna para mantener la democracia mediatizada, conculcar derechos y disciplinar a la sociedad.
Es un eslabón central de la hegemonía conservadora. En el plano jurídico es una aberración. Es una anti-ley violatoria de toda la legislación internacional y violatoria también de la Constitución y de un elemento central para cualquier democracia: la igualdad ante la ley. En el terreno institucional es un impedimento explícito para la consolidación de la institucionalidad democrática y una traba para la reinserción de las Fuerzas Armadas en la sociedad. Por todo ello debe ser anulada la Ley de Caducidad. Se han planteado dudas en el terreno del debate estrictamente jurídico e incluso en el ámbito de la primacía de los instrumentos de democracia directa o no.
Algunos han planteado abiertamente, en el marco de la búsqueda de la verdad y la justicia: ¿A quién le sirve que se anule la Ley de Caducidad? Argumentando consecuencias jurídicas no buscadas como una posible inconstitucionalidad, detención de juicios, etc. Nos parece que, reconociendo la legitimidad de las preocupaciones, se equivocan en la pregunta.
La pregunta real es la contraria: ¿A quién le sirve que siga vigente la Ley de Impunidad? ¿Favorece a la agilidad de los juicios? ¿Augura avances en la verdad? ¿Fortalece el papel del Poder Judicial y su independencia? ¿Permite una mayor consolidación de las instituciones republicanas? ¿Mejora la convivencia democrática? ¿Permite un diálogo franco y una redefinición sana del papel de las FFAA sin rémoras del pasado? ¿Propicia una mejor inserción en el Mundo del Uruguay respetando la legislación internacional? La respuesta a todas esas interrogantes es: No.
¿Entonces a quién le sirve que siga la Impunidad? Le sirve a los militares y policías que cometieron los peores crímenes de la historia nacional y con la amenaza, el chantaje y la mentira quieren seguir sin responder por ellos. Le sirve a la derecha política, mediática y empresarial que se benefició con la dictadura y que los quiere seguir usando como factor de poder y amedrentamiento y que se opone a todo el proceso de cambios que en los dos gobiernos del FA ha emprendido el Uruguay.
Le sirve al imperialismo yanqui que quiere a toda costa evitar que se ventile el grado de involucramiento y complicidad que tuvo en la barbarie. Por eso las espinas del fascismo que envenenan la democracia reaccionan como reaccionan.
Primero con las amenazas del Foro Libertad y Concordia, luego con la operación del Video, después con las amenazas de los retirados militares, luego con Jorge “Pajarito” Silveira invitando por los medios a Mariana Zaffaroni para contarle cosas, también con la lamentable aparición pública del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general de aire José Bonilla, afirmando que todo es en vano “porque los que saben no van a hablar”.
Lo último de esta nada sorprendente seguidilla es la publicación de un documento sin firma sobre un supuesto pacto entre militares y el MLN de 1998. Hay que anular la Ley de Impunidad. ¿Anular la Ley resuelve todo? Por supuesto que no. Hay que seguir haciendo denuncias, hay que lograr que jueces y fiscales tipifiquen delitos de lesa humanidad y no prescriptibles. Hay que lograr que todo el Estado uruguayo aplique las recomendaciones del fallo de la Corte Interamericana de DDHH en el Caso Gelman.
Hay que buscar nuevos caminos para la Verdad que pasan por instancias institucionales de investigación, porque el Estado no puede permanecer neutral, instalando la Institución Nacional de DDHH y creando una Comisión de Verdad, con potestades e instrumentos para investigar.
Pero lo primero es anular la Ley de Impunidad. Y en eso si no hay lugar a confusiones, cuando se logre, será un paso histórico y una enorme victoria popular.
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