"No somos una secta ni un grupo escogido de conspiradores; nacemos de la clase obrera y el pueblo, somos pues hombres comunes, sencillos y alegres.

Amamos el pan y el vino, la alegría de vivir, las mujeres y los niños, la paz y la mano cordial del amigo, la guitarra y los cantos, las estrellas y las flores. No somos iracundos ni desarraigados, ni gente que pretende meter la vida en los zapatos estrechos de la fraseología, como lo hacían con sus pies las antiguas mujeres chinas. Marx nuestro maestro hizo suya la frase de terencio: "Nada de lo humano me es ajeno". Por lo mismo también amamos el oscuro heroísmo del trabajo revolucionario de todos los días y no tememos por eso el otro trabajo, cuando toca, de vencer la tortura, las balas o la muerte"


Rodney Arismendi

sábado, 30 de abril de 2011

El fantasma del miedo

El fantasma del miedo

Nuestra sociedad está enferma. Los EEUU dicen que están siendo atacados, invadidos. La defensa de sus intereses equivale a poder invadir cualquier rincón del mundo. La seguridad nacional es prioridad. El terrorismo es el principal enemigo. La psicosis se impone y entonces hay que invertir en gastos militares y todo se justifica en aras de la protección de los intereses de la sociedad estadounidense.
Aquí no estamos tan lejos. El síndrome de la inseguridad gana terreno. Los malos “son los menores infractores”. Así se los denomina como si fueran así. No cometen infracciones o están en infracción. No. “Son infractores”, es decir,  ser menor o joven o pobre o mulato o habitante de zonas rojas, ya de por sí determina que “sean” infractores, (viejo problema entre los verbos “Ser” y “Estar” que ¡oh sorpresa!, en inglés son el mismo verbo).
Nadie los incorpora a la inseguridad. Ellos, los chicos malos, no están en la inseguridad. En la inseguridad estamos nosotros, los buenos, los que estamos expuestos a ser atacados, robados, rapiñados, asesinados. Ellos, los malos, no. No están expuestos a nada. Ni al hambre, ni a la soledad, ni al rechazo, ni a la desintegración, ni a la violación, ni al golpe, ni al desmadre y al despadre, ni a la incertidumbre, ni a la droga, ni al ninguneo. Ellos, los chicos malos, están seguros en algún lugar del cosmos. Nosotros somos los pobres inseguros. Por eso nos tenemos que defender y se impone rebajarles la edad para imputarlos, penalizarlos, castigarlos. ¿A qué edad? No importa. Primero a 16 años, luego a 14, después a 12 y tal vez algún día a cualquier edad porque la escalerita descendente sigue hasta aplastarlos como cucarachas.      
Esta es la lógica de gente como Bordaberry que cree que se nace ladrón o asesino o drogadicto y esquiva el bulto. Él no es responsable de nada. Él es la pobre víctima expuesta a las inmundicias de estos menores infractores. Junta firmas para bajar la edad y procesar a un chiquilín de dieciséis años como a cualquier adulto. La frontera hoy es esa. Mañana pueda ser cualquier otra. No junta firmas para más recursos para el INAU y más Educadores Sociales y más formación al personal de ese instituto y más profesionales de multidisciplinas. No junta firmas para cerrar las fronteras externas e internas a todo tipo de droga, incrementando recursos y creando una policía especializada para arrancarles la cabeza a los peces gordos. No junta firmas para terminar con las armas que se pueden comprar por ahí nomás, en cualquier feria. No junta firmas para más educación a esos jóvenes expuestos, vulnerables, víctimas de una sociedad que les revienta la vida. No junta firmas para sacarlos de sus ambientes perniciosos y darles trabajo, educación, otro horizonte. Darío me dijo una vez “Ignacio, si no tenés para darle de comer a tus hermanos chicos y a tu vieja, ¿qué hacés?” y se fue para “su casa” que quedaba en los semáforos de 3 Cruces.
Hay que hacer cosas. Sí, claro. Pero no es juntar firmas para reprimir. Su lógica es: más represión, más tensión social, más violencia. Nuestra lógica es: más atención, más oportunidades, más perspectivas de cambio.
Nadie nace infractor. Quizá el mismo Pedro no estaría haciendo lo que hace si hubiera nacido en otro entorno. Si hubiera nacido en un hogar de docentes o dentistas, que ayudan a formar y a sanar, en lugar de pedir más represión, estaría firmando una nota como esta.

Ignacio Martínez
(escritor)

1º de Mayo: con Artigas y el PIT-CNT a Las Piedras. ¿A quién le sirve la Ley de Impunidad?

1º de Mayo: con Artigas y el PIT-CNT a Las Piedras.
¿A quién le sirve la Ley de Impunidad?
 
Editorial de El Popular – 29/4/2011
 
El 1º de Mayo es sinónimo, desde hace 124 años, de lucha de los trabajadores. En 1886 miles de trabajadores fueron a la huelga en EEUU reclamando la jornada laboral de 8 horas. Las patronales, la policía y la justicia de Chicago, montaron una provocación y una farsa judicial contra 8 activistas. En noviembre de 1897 cinco son ahorcados, uno aparece muerto en su celda, dos son condenados a cadena perpetua y el restante a 15 años de trabajos forzados. Pero la provocación y la muerte no surten el efecto deseado.
 
Muy por el contrario, tres años después, en 1890, es decir exactamente hace 120 años, los trabajadores organizados realizan la primer huelga universal de la historia, reivindicando a los mártires de Chicago, las 8 horas de jornada laboral e incorporando los reclamos de cada país. Entre los países donde se concretó la jornada de lucha de 1890 estuvo Uruguay.
 
Hoy el 1º de Mayo es una fecha asumida en una parte muy importante del mundo como el Día Internacional de los Trabajadores, que no del Trabajo, como insisten en denominarlo desde algunos medios, quitándole todo el contenido de lucha. A nivel internacional hay excepciones, como por ejemplo EE.UU. A pesar de ser el lugar donde nació la protesta y precisamente para intentar borrarla, no celebra el 1º de Mayo y tiene en septiembre su Labor Day.
 
Los trabajadores uruguayos, con distintos niveles de organización, hace 120 años que ininterrumpidamente vienen expresando sus puntos de vista sobre el mundo, el país y su situación los 1º de mayo. La importancia y el peso de los pronunciamientos ha crecido conforme fue avanzando la unidad del movimiento sindical y se hizo, -no exenta de problemas y disputas-, una referencia insoslayable a partir del surgimiento de la CNT en la década del 60.
 
Fueron los 1º de Mayo las tribunas principales desde donde se difundieron las propuestas del Congreso del Pueblo para un país distinto. También desde donde se alertó sobre el avance del autoritarismo, el peligro de la dictadura y la decisión de los trabajadores de enfrentarla con una huelga general. Durante la dictadura fue una fecha central de lucha. Con manifestaciones relámpago duramente reprimidas en 1974, 1975 y 1976. Con pintadas, volanteadas y reuniones clandestinas en los años siguientes.
 
Tal era el arraigo del 1º de Mayo que la dictadura, que preparaba el plebiscito constitucional, quiso cambiarlo de fecha en 1980. La respuesta fue un paro parcial de enorme acatamiento a pesar de la represión que se constituyó en un antecedente clave para el NO de pocos meses después. En 1983, como PIT y en 1984, ya como PITCNT, el movimiento sindical juega otra vez un papel clave en la caída de la dictadura, poniendo a la movilización popular como protagonista e incluyendo la libertad de los presos y la crisis económica como elementos centrales de discusión.
 
El 1º de Mayo, entonces, está muy lejos de ser una fecha de calendario o de simple recordación; ha sido por más de un siglo, reflejo de las luchas de los trabajadores uruguayos y de la sociedad toda. El domingo 1º de Mayo el PIT-CNT realizará, como todos los años, una veintena de actos en todo el país y esta vez el acto central será en la ciudad de Las Piedras. La elección del lugar tiene que ver con incorporar la visión de los trabajadores sobre la gesta artiguista en el marco del Bicentenario.
 
Este 1º de mayo encuentra, más allá de las dificultades, a un movimiento sindical con enorme peso en la sociedad. Con el nivel de afiliación más alto de su historia, más de 320 mil trabajadores sindicalizados. Protagonizando una victoria popular clave en las elecciones de directores sociales del BPS. Lo encuentra además con el gobierno anunciando que asumirá varias de las propuestas realizadas por el PIT-CNT para mejorar la distribución de la riqueza y del ingreso.
 
Por todo ello, por la historia y por el presente, el acto del domingo en Las Piedras es clave. Este año la convocatoria es: 1 de Mayo con Artigas: «Que los mas infelices sean los más privilegiados. Por un país productivo y con justicia social. Más y mejor redistribución de la riqueza. Más salario y mejor empleo. Más formación y mejor negociación colectiva. Más y mejor sistema integrado de salud. Más y mejor educación. Más vivienda y mejores condiciones de vida. Anulación de la Ley de impunidad».
 
Por la historia, por el presente y por el futuro; porque siempre será clave el papel de los trabajadores organizados, EL POPULAR convoca a todos sus lectores a concurrir a los actos del 1º de Mayo del PIT-CNT. 


¿A quién le sirve la Ley de Impunidad? 


La anulación de la Ley de Caducidad sigue desatando, como era de esperar, intensos debates, matizados por operaciones mediáticas, reclamos airados de la derecha y pronunciamientos varios de militares retirados y en actividad. Como señalamos en editoriales anteriores hay por lo menos tres dimensiones que no se pueden obviar: la política, la jurídica y la institucional.
 
Pararse en una sola de esas dimensiones olvidando las restantes, sea cual sea la elegida, conduce a callejones sin salidas y a falsas oposiciones. En el plano político la impunidad es el complemento imprescindible de la represión, que nada tuvo que ver con los dos demonios, fue el terrorismo de Estado, de un régimen fascista para imponer un modelo económico y de dominación y para frenar la acumulación popular. Es la transición como categoría política eterna para mantener la democracia mediatizada, conculcar derechos y disciplinar a la sociedad.
 
Es un eslabón central de la hegemonía conservadora. En el plano jurídico es una aberración. Es una anti-ley violatoria de toda la legislación internacional y violatoria también de la Constitución y de un elemento central para cualquier democracia: la igualdad ante la ley. En el terreno institucional es un impedimento explícito para la consolidación de la institucionalidad democrática y una traba para la reinserción de las Fuerzas Armadas en la sociedad. Por todo ello debe ser anulada la Ley de Caducidad. Se han planteado dudas en el terreno del debate estrictamente jurídico e incluso en el ámbito de la primacía de los instrumentos de democracia directa o no.
 
Algunos han planteado abiertamente, en el marco de la búsqueda de la verdad y la justicia: ¿A quién le sirve que se anule la Ley de Caducidad? Argumentando consecuencias jurídicas no buscadas como una posible inconstitucionalidad, detención de juicios, etc. Nos parece que, reconociendo la legitimidad de las preocupaciones, se equivocan en la pregunta.
La pregunta real es la contraria: ¿A quién le sirve que siga vigente la Ley de Impunidad? ¿Favorece a la agilidad de los juicios? ¿Augura avances en la verdad? ¿Fortalece el papel del Poder Judicial y su independencia? ¿Permite una mayor consolidación de las instituciones republicanas? ¿Mejora la convivencia democrática? ¿Permite un diálogo franco y una redefinición sana del papel de las FFAA sin rémoras del pasado? ¿Propicia una mejor inserción en el Mundo del Uruguay respetando la legislación internacional? La respuesta a todas esas interrogantes es: No.
 
¿Entonces a quién le sirve que siga la Impunidad? Le sirve a los militares y policías que cometieron los peores crímenes de la historia nacional y con la amenaza, el chantaje y la mentira quieren seguir sin responder por ellos. Le sirve a la derecha política, mediática y empresarial que se benefició con la dictadura y que los quiere seguir usando como factor de poder y amedrentamiento y que se opone a todo el proceso de cambios que en los dos gobiernos del FA ha emprendido el Uruguay.
 
Le sirve al imperialismo yanqui que quiere a toda costa evitar que se ventile el grado de involucramiento y complicidad que tuvo en la barbarie. Por eso las espinas del fascismo que envenenan la democracia reaccionan como reaccionan.
 
Primero con las amenazas del Foro Libertad y Concordia, luego con la operación del Video, después con las amenazas de los retirados militares, luego con Jorge “Pajarito” Silveira invitando por los medios a Mariana Zaffaroni para contarle cosas, también con la lamentable aparición pública del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general de aire José Bonilla, afirmando que todo es en vano “porque los que saben no van a hablar”.
 
Lo último de esta nada sorprendente seguidilla es la publicación de un documento sin firma sobre un supuesto pacto entre militares y el MLN de 1998. Hay que anular la Ley de Impunidad. ¿Anular la Ley resuelve todo? Por supuesto que no. Hay que seguir haciendo denuncias, hay que lograr que jueces y fiscales tipifiquen delitos de lesa humanidad y no prescriptibles. Hay que lograr que todo el Estado uruguayo aplique las recomendaciones del fallo de la Corte Interamericana de DDHH en el Caso Gelman. 
 
Hay que buscar nuevos caminos para la Verdad que pasan por instancias institucionales de investigación, porque el Estado no puede permanecer neutral, instalando la Institución Nacional de DDHH y creando una Comisión de Verdad, con potestades e instrumentos para investigar.
 
Pero lo primero es anular la Ley de Impunidad. Y en eso si no hay lugar a confusiones, cuando se logre, será un paso histórico y una enorme victoria popular.

domingo, 17 de abril de 2011

Lo central: terminar con la impunidad.

Lo central: terminar con la impunidad.
El Popular – Editorial de 15/4/2011.
 

El martes, luego de 11 horas de discusión, el Senado aprobó por 16 a 15 el proyecto de Ley Interpretativa que deja sin efectos jurídicos a tres artículos de la Ley de Caducidad.

La única fuerza política que votó contra la impunidad fue el Frente Amplio, 16 de sus 17 senadores, con la única excepción del senador Jorge Saravia.

Todos los senadores del Partido Nacional y del Partido Colorado votaron por mantener la impunidad.

En ese marco se dio el anuncio de la renuncia al Senado de Eleuterio Fernández Huidobro y la actitud política de votar dos veces contra la bancada del FA (ya lo había hecho una vez en el marco de una interpelación) de Saravia.

Legisladores de la derecha y el propio Saravia pidieron al presidente de la República, José Mujica, que vete la ley. Mujica respondió que no la vetará.

Si siguiéramos la repercusión mediática del tema podríamos pensar que lo más importante es la decisión de Huidobro o la actitud de Saravia. El tiempo dedicado a ambos fue abrumadoramente superior al que se dio a la noticia pura y seca, determinante: se cumplió la mitad del trámite parlamentario para la anulación de la Ley de Caducidad.

Ni siquiera es necesario argumentar mucho acerca de la dimensión, histórica e institucional; el peso político de ambos hechos no resiste comparación.

Primero, el Parlamento nacional dio un paso decisivo para terminar con una aberración jurídica, política y ética, la Ley de Impunidad.

Segundo, el FA cumplió con el compromiso asumido en su Programa, votado por más de un millón de uruguayos, con su compromiso histórico, con la resolución unánime de su Plenario Nacional. Y lo hizo con una disciplina que alcanzó al 99% de su bancada: 16 en 17.

¿Este razonamiento implica negar que hay diferencias y que un senador votó pero renunció y que otro no votó? No. Sólo implica darle su justa dimensión, nada más.

La verdad y la justicia, el cumplimiento del Programa, el acatamiento ampliamente mayoritario, también de Fernández Huidobro a las decisiones colectivas, es más importante que la actitud de un senador o la conferencia de prensa de otro. Debe serlo.

Lo central que se expresó el martes en el Senado fue la confrontación de dos proyectos de país: el de la izquierda y el de la derecha; sus diferencias se expresaron con crudeza.

Pero no vale hacerse el sordo o el desentendido. Hay claramente al menos dos niveles de debate.

Uno de ellos es con la derecha. La derecha, Lacalle, Bordaberry, Ope Pasquet, más allá de sus argumentos jurídicos y de su “aggiornada” defensa de la democracia directa, persigue un solo objetivo: mantener la impunidad.

La impunidad es parte central de la estrategia de poder de la derecha en la sociedad, aquí, en toda América Latina y en el mundo entero.

En el Senado volvió a relucir, en todo su esplendor la teoría de los dos demonios. Los militares se excedieron al combatir a guerrilleros que también se excedieron, aunque la derecha invierte el orden de quién comenzó las hostilidades de esa guerra inventada.

Esa teoría es falsa. Miente históricamente ya que la violencia comenzó con los escuadrones parapoliciales y de la muerte de la derecha, auspiciados y financiados por la rosca oligárquica financiera. Miente porque oculta el carácter de clase de la dictadura que calificamos de fascista no para insultar. La dictadura no fue sólo militar: fue el régimen terrorista que benefició a la oligarquía de los grandes estancieros y terratenientes, aliados económica y políticamente al capital financiero que se trasnacionalizó precisamente durante los años de plomo.

Miente porque oculta la dimensión de la represión. El objetivo de la represión fue todo el pueblo. Decenas de miles de presos y torturados. Más de 300 mil compatriotas fichados por los servicios de inteligencia. Miles de despedidos y destituidos. Miles de exiliados.

Miente porque omite el papel del imperialismo yanqui que llenó de dictaduras América Latina como parte de su estrategia de dominación económica y política global.

Todo eso se comen los adalides de la teoría de los dos demonios de la derecha y algunos que desde la izquierda también, aunque con matices, parecen adherir a ella.

Mienten cuando siembran dudas sobre un supuesto Pacto del Club Naval e interesadamente no recuerdan que hubo muchas conversaciones anteriores, de la que fue excluida la izquierda, como las del Parque Hotel, que implicaban esas sí la impunidad y la continuidad de varios engendros de la dictadura, que fueron abortadas por la movilización popular y el 1º de mayo de 1983.

Mienten cuando no recuerdan su intención de excluir de las conversaciones la amnistía, la libertad de los presos; decían que para eso había que esperar muchos años.

La derecha quiere mantener la impunidad porque es parte de su estrategia de poder, lo fue en la dictadura y lo siguió siendo en democracia, para mantener la “transición política” como una categoría institucional eterna, perpetuando el miedo y el chantaje como instrumento de disciplinamiento social.

Mienten cuando se presentan como defensores de pronunciamientos populares que hicieron hasta lo imposible por impedir, tanto en 1989, con una campaña de terror y de silenciamiento, llegando incluso a anular miles de firmas y de nuevo en 2009, ninguneando el debate y obligando a votar una sola opción.

Pero hay un segundo nivel de debate. Es en el campo popular y tiene que ver con los cuestionamientos jurídicos a la Ley Interpretativa y a la pertinencia de supuestamente invalidar una decisión popular con una votación parlamentaria.

Sobre los instrumentos jurídicos el debate puede ser interminable, entre otras cosas porque la discusión, en el fondo, es política y no jurídica. La inconstitucional y violatoria de todas las normas nacionales e internacionales es la Ley de Caducidad sin duda alguna. Cabe recordar los pronunciamientos de la Suprema Corte de Justicia en tres ocasiones, la del Poder Ejecutivo y el Legislativo en el caso Nibya Sabalsagaray y por si faltara algo el de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Por eso tiene que ser anulada. Porque contraviene todo el ordenamiento jurídico, no sólo internacional que nuestro país ratificó, también el nuestro, lo envilece, le quita legitimidad a todo lo demás. Esto es así porque violenta, además de la separación de Poderes o la proporcionalidad del castigo a la entidad del delito cometido, un elemento esencial, sin el cual todo se desmorona: la igualdad ante la Ley.

Esto es importante y sin embargo no es lo principal.

Las razones principales para la anulación de la Ley de Caducidad no son jurídicas, que como ya señalamos las hay y sobradamente; son institucionales, éticas, políticas en el sentido más noble y abarcativo del concepto.

Terminar con la impunidad es resolver injusticias del pasado; es condenar a los responsables de los crímenes más horrendos de la historia nacional, pero también es reconstruir la historia acercándola a la verdad, restablecer la relación entre iguales de todos los ciudadanos.

Terminar con la impunidad es permitir en serio un Uruguay del presente y del futuro con libertad e igualdad. No hay proyecto posible de un Uruguay nuevo con impunidad.

Si no sacamos ese veneno del cuerpo social no podremos resolver a plenitud todo el resto de los desafíos que como sociedad tenemos planteados.

Por ello, no se trata, en temas de esta dimensión democrática, de qué instrumentos de expresión popular deben primar, porque lo que está en discusión afecta a la democracia misma, en su esencia más estricta.

La izquierda tiene la obligación, para seguir siendo izquierda, de buscar por todos los caminos políticos e institucionales la igualdad y la libertad; no se puede lograr ninguna de las dos cosas con impunidad.

Una vez más, como siempre, desde la derecha y algunas voces que lo amplifican desde la izquierda, se usa el chantaje y la amenaza para tratar de defender la impunidad. Se auguran terribles consecuencias que se sugieren pero no se explicitan.

El movimiento popular, la izquierda uruguaya, el pueblo todo, hemos demostrado madurez democrática y civilidad. ¿Qué otra cosa expresa el hecho de que luego de 30 años no se haya producido un solo episodio de venganza a pesar del tenor de las aberraciones cometidas?

A los que se preguntan “¿Y ahora qué?”: ahora a seguir luchando, a terminar de barrer la impunidad, que no es sólo la Ley. Es lograr que se agilicen las denuncias, que los jueces y fiscales tipifiquen delitos de lesa humanidad y no comunes y prescriptibles; es profundizar la democracia en todos los ámbitos de la sociedad. Es conformar una Comisión que investigue a fondo, porque la Verdad y la Justicia no se resuelven sólo en el ámbito judicial.

Es organizar, debatir y convencer, para que estos temas y este debate involucren cada vez a más uruguayas y uruguayos. La escasa concurrencia al Senado, es una señal que no debe pasar inadvertida; por el tema y por el Parlamento mismo.

En definitiva, seguir luchando, como siempre, por ser más libres y más iguales.
 
Pero hay derecho a estar feliz, ¡falta menos!

martes, 12 de abril de 2011

lunes, 11 de abril de 2011

La campaña de Bordaberry o la represión como respuesta.

La campaña de Bordaberry o la represión como respuesta.
El Popular- Editorial 8 de Abril del 2011.
 

El Partido Colorado como colectividad y en particular si figura más representativa, el senador Pedro Bordaberry, se lanzó con armas y bagajes a la campaña para habilitar un plebiscito que baje la edad de imputabilidad de 18 a 16 años. La iniciativa necesita 250 mil firmas para habilitar una votación simultánea con las elecciones de 2014.
 
Según las versiones de prensa lleva 70 mil firmas reunidas. La violencia en general y la implicación en ella de menores de edad es un problema en el mundo entero y en Uruguay también. No pretendemos negarlo ni disminuir su impacto. Pero el plebiscito impulsado por Bordaberry no es la solución; es más, ni siquiera procura serlo.

Hay muchas razones para fundamentar este juicio pero para ser claros las resumiremos en 5 puntos.

Primero.- El endurecimiento de las penas y el tratamiento de los menores como mayores se ensayó en varios países del mundo y fracasó. Un caso emblemático es el de El Salvador donde el gobierno de Arena impulsó primero la “Mano dura” y después la “Súper Mano dura” y sólo logró que las pandillas juveniles fueran más fuertes, por lo cual no frenó el delito. Otro el publicitado caso de Nueva York con su “Tolerancia Cero” impulsada por el alcalde Rudolph Giuliani, vendido como ejemplo mundial; tuvo un impacto al principio, ahora todo está como antes y en algunos rubros ha empeorado.

Segundo.- La campaña de Bordaberry parte de la base de que los menores son impunes hoy en el Uruguay. Eso no es cierto. Como lo ha señalado Unicef , “el Código de la Niñez y la Adolescencia prevé el sometimiento a un juicio específico de las personas comprendidas entre los 13 y los 18 años. Se establecen un conjunto de delitos considerados `infracciones gravísimas a la ley´ - homicidio, violación, rapiña, secuestro – y hace referencia a todas aquellas figuras delictivas previstas en el Código Penal. Los magistrados cuentan con amplias facultades para disponer de la privación de libertad, aun como medida cautelar, es decir, como medida previa a determinar si efectivamente el adolescente cometió o no el delito”. Lo que Bordaberry propone no es entonces que los menores infractores puedan ser penados, porque eso ya es posible en la actualidad. Lo que busca es que los menores sean tratados como adultos. Eso contraviene todas las normas internacionales y además, vale reiterarlo una vez más, donde se hizo, fracasó.

Tercero.- Hay 260 mil adolescentes en Uruguay, mientras los que están en infracción con la ley son alrededor de 1.000. En los casos iniciados en la Justicia los que involucran a menores se ubican en el 5.6%; el 94.4% restante es protagonizado por mayores. El número de delitos cometidos por menores se ha mantenido estable, aunque ha crecido respecto de los registros históricos. Los procedimientos policiales se han incrementado y la detención de menores infractores también. Se busca mejorar la prevención y la represión a los delitos, pero hoy no es el problema fundamental. El problema principal en el caso de la minoridad infractora, según consenso de todos los actores salvo Bordaberry, está en el sistema de rehabilitación y de detención, en el papel del INAU, en el cumplimiento de las penas, en la búsqueda de la reinserción. Se realizaron y se realizan esfuerzos. Se promueven modificaciones al Código de la Niñez y la Adolescencia, polémicas por cierto, sobre todo en lo referente al mantenimiento de los antecedentes penales. Algunos quieren que se mantengan de modo completo; ahora se plantea para algunos delitos y por un tiempo. Otros lo consideran inconveniente y violatorio de los convenios internacionales. Se promueve la creación del Instituto Nacional de Rehabilitación Juvenil para asegurar que los menores sancionados por la Ley cumplan sus penas sin fugarse y lo hagan en un marco de rehabilitación. La iniciativa de Bordaberry no resuelve nada de esto, que es, reiteramos el principal problema en cuanto a los menores infractores.

Cuarto.- Bordaberry integró como Ministro el peor gobierno de la historia del Uruguay, el de Jorge Batlle. Es directo responsable, antes, durante y después, de la aplicación de las políticas que devastaron al Uruguay, generaron una fractura social inédita, enviaron a casi un millón de uruguayos a la pobreza, multiplicaron el desempleo y la deserción estudiantil. Bordaberry no se hace cargo de su obra y ahora pide represión para enfrentar sus consecuencias. La juventud uruguaya hoy, a pesar de todos los avances, es uno de los sectores más golpeados de la sociedad. De los 112.000 desocupados registrados en promedio en 2010, casi la mitad fueran menores de 25 años. El 17,9% de los jóvenes ni estudian ni trabajan. Los índices de pobreza e indigencia son entre los jóvenes casi el triple que los nacionales. Bordaberry lo único que propone es represión. En la campaña electoral planteaba bajar la edad de imputabilidad a 14 años, crear un banco de ADN de los criminales y volver a aplicar el Decreto de la dictadura de 1980 que habilitó las razias. Ese es el verdadero rostro de su propuesta para los jóvenes: primero políticas que generan marginación y miseria y luego represión.
 
Quinto.- La violencia en general y la de los menores en particular, es un tema complejo y exige el compromiso de toda la sociedad. El gobierno del FA, con aciertos y errores, lo definió como uno de los cinco temas para consensuar políticas de Estado. Bordaberry se cortó solo y lanzó su campaña, incluso sabiendo que hay cosas que él propone, en el caso de que se aprueben para dentro de 5 años, que se comenzarán a aplicar hoy. Se han manifestado en contra el FA, la mayoría del Partido Nacional, el Partido Independiente, el movimiento sindical, la Unicef y hasta sectores de la Iglesia.
 
Pero a Bordaberry no le importa. Es su campaña personal y lo hace pensando en el 2014 y en su candidatura y no en soluciones para la juventud o para la violencia. Lo hace subido en una campaña mediática furibunda. Pese a que los delitos de menores se han mantenido estables los minutos dedicados en la televisión a los menores infractores crecieron un 259 % en el correr de cuatro años. Bordaberry junta firmas rodeado de cámaras y micrófonos. Es la derecha, con su concepción y con medios financieros y mediáticos de la derecha. Eligió este camino para estar en campaña cuatro años.
 
La violencia y la implicación de los jóvenes en ella, responde a causas profundas económicas, sociales y culturales; su incremento es hijo de un modelo social que margina a la mayoría de la población y que reproduce miseria. De una sociedad que endiosa el consumismo y que pone como paradigma personal el acceso ininterrumpido a bienes mientras margina a la mayoría de la población.

El Uruguay está discutiendo sus problemas, en gran medida se está discutiendo a si mismo; cómo integrar a los jóvenes, a todos los jóvenes, es un aspecto crucial. Hagámoslo sin escondernos nada, sin negar nuestras llagas, pero lejos de la demagogia y las operaciones electorales y mediáticas. Nos lo merecemos.

viernes, 1 de abril de 2011

LA OTAN PROTEGE MATANDO

Por: Andrés Silva
Viernes 1° de Abril del 2011

En medio de la intervención imperialista de la OTAN y de los crímenes en contra de civiles, los cuales supuestamente serian protegidos por las fueras intervencionistas, el Presidente de los EEUU plantea a los Presidentes de los países agresores, la posibilidad de entregar armas a los « rebeldes », para lograr el avance de los mismos, con el apoyo de los bombardeos aéreos. Esta « nueva » estrategia es apoyada incondicionalmente por el Presidente de Francia Nicolas Sarkozy, y es resistido por el Secretario de la OTAN, quien expreso que esta situación va en contra de la resolución tomada por este organismo para dar luz verde a la intervención.
Esta nueva y descarada propuesta responde al avance de las tropas fieles al líder Libio Gaddafi, quienes mantienen posiciones estratégicas y retoman algunas también estratégicas como Ras Lanuf, por ser una de las reservas de petróleo mas importantes del país africano, provocando el repliegue de los « rebeldes » de dicha zona. El Jefe rebelde pido a los países imperialistas que además de apoyarlos con los constantes bombardeos, tenían que suministrarles armas, a lo que la respuesta de apoyo fue inmediata.
El Presidente de y la Secretaria de Estado de EEUU, en declaraciones a la prensa, han manifestado que para lograr una « transición » y « proteger a los civiles de Libia, es estrategico armar a los rebeldes. Ahora esta mas claro que nunca para aquellos que creían que la OTAN quería hacer respetar la vida y los derechos del pueblo libio, la realidad una vez mas ha demostrado que la OTAN además de responder a los intereses de las potencias imperialistas, no le tiembla el pulso para votar una intervención militar en donde las victimas son los civiles y el pueblo Libio.
Por otro lado, queda claro también que esto es una intervención para tomar el control sobre el petróleo y el agua de Libia, y tomar el control del país para usarlo como base militar de las fuerzas del Tratado del Atlántico Norte para una futura intervención al pueblo Irani.
La comunidad internacional tiene que hacer hasta lo imposible para terminar con esta masacre de la cual esta siendo víctima el pueblo libio, tenemos que denunciar sistematicamente esta guerra intervencionista que desde su principio esta también planteada en los medios.
El premio Nobel de la paz es el principal promotor de la guerra, de la violencia, de la destrucción del planeta y crímenes de lesa humanidad.