"No somos una secta ni un grupo escogido de conspiradores; nacemos de la clase obrera y el pueblo, somos pues hombres comunes, sencillos y alegres.

Amamos el pan y el vino, la alegría de vivir, las mujeres y los niños, la paz y la mano cordial del amigo, la guitarra y los cantos, las estrellas y las flores. No somos iracundos ni desarraigados, ni gente que pretende meter la vida en los zapatos estrechos de la fraseología, como lo hacían con sus pies las antiguas mujeres chinas. Marx nuestro maestro hizo suya la frase de terencio: "Nada de lo humano me es ajeno". Por lo mismo también amamos el oscuro heroísmo del trabajo revolucionario de todos los días y no tememos por eso el otro trabajo, cuando toca, de vencer la tortura, las balas o la muerte"


Rodney Arismendi

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Victoria popular contra el terror y el fraude.

Martes 30 de noviembre, Rocha, Uruguay

Victoria popular contra el terror y el fraude.
Intervención de Luis Briozzo, Edil departamental de Rocha por la 1001
El 30 de noviembre se cumplen 30 años del triunfo popular contra la dictadura y su intento de fraude, para imponer una constitución que implica la institucionalización del fascismo, en el plebiscito de 1980. La importancia de la victoria popular tiene varias dimensiones. En primer lugar porque significo la derrota política del Cronograma de la dictadura y el comienzo de la larga etapa que terminaría, cuatro años después, con la recuperación democrática. En segundo lugar porque fue una expresión de la unidad de las fuerzas democráticas pero fundamentalmente de la resistencia permanente de las organizaciones populares y de la izquierda, que pese  a la feroz represión antes, durante y después del plebiscito nunca dejaron de luchar.

Cada vez que la dictadura intentó generar una base social o política, mediante algún grado de consulta popular, perdió. Fue derrotada en las elecciones universitarias de setiembre de 1973. Fue derrotada en sus intentos de generar un movimiento sindical amarillo tanto con la CUT- CGTU, como en 1979, con los “gremios nacionalistas” impulsados por los servicios de inteligencia de la Armada, como también en la aplicación de la Ley de Asociaciones Profesionales; a pesar de la represión, la prisión de miles de dirigentes sindicales, la proscripción de otros y los miles de despidos y destituciones, los trabajadores ratificaron su confianza en la CNT, luego en el PIT y en los gremios clasistas. Fue derrota en el Plebiscito Constitucional de 1980. Fue derrota también en las Elecciones internas de los Partidos Políticos de 1982, donde los sectores democráticos triunfaron en los partidos tradicionales y el Frente Amplio logró marcar presencia con 90 mil votos en blancos.

Recuperar el protagonismo popular y el valor de la resistencia organizada y masiva es entonces de fundamental importancia no solo para rendirle honor al pasado sino para el presente y el futuro.
La dictadura respondió a motivaciones económicas y políticas nacionales e internacionales. La crisis que enfrentaba el mundo y el país, necesitaba de un proceso de re dinamización capitalista y los sectores dominantes usaron como variable de ajuste el salario y promovieron la más grande concentración del ingreso de la historia nacional.

Para hacerlo posible era necesario desmantelar el movimiento sindical y frenar el proceso de acumulación y crecimiento de la izquierda. Todo ello se unió a una estrategia continental de EEUU que llenó de dictaduras el continente buscando asegurar su hegemonía.
La dictadura uruguaya fue fascista no solo por el terrorismo de Estado, sino por los sectores civiles y militares que la promovieron y se beneficiaron con ella, la rosca oligárquica vinculada al capital financiero y por la transformación institucional que llevó adelante.

Culminada la etapa del autogolpe del presidente Juan María Bordaberry, del Partido Colorado, y desplazado este, las Fuerzas Armadas y sus partidarios civiles promueven en 1977 el denominado “Cronograma”. Este establecía una serie de pasos para la institucionalización  del régimen y entre ellos estaba la aprobación de una nueva Constitución y la realización de elecciones en 1981.

El Proyecto de Constitución ratificada “todos los actos jurídicos y administrativos dictados desde 1973 a la fecha de vigencia del nuevo texto constitucional” esto se refería a todas las disposiciones de la dictadura y en particular las Actas Institucionales. De esta manera quedaban incorporados como órganos constitucionales el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) y la Junta de Comandantes en Jefe.

Se creaba el Estado de Emergencias, que permitía gobernar por decreto y se podían decretar las Medidas Prontas de Seguridad sin anuencia del Parlamento, que para levantarla necesitaba de 2/3. Se creaban también el Estado de Subversión y el Estado de Guerra que podía decretar el Presidente con anuencia del Cosena. Se eliminaba la inamovilidad de los funcionarios públicos y se limitaba su agremiación.

Se establecía la prohibición de partidos políticos que tuvieran vinculación con “países extranjeros”. Se establecía un candidato único por partido y se otorgaba mayoría parlamentaria al ganador más allá de la votación obtenida.

Ese era el proyecto constitucional, partidos a la medida y sin la izquierda, movimiento sindical controlado, el Cosena y la Junta de Comandantes con poderes políticos claves, la justicia y la enseñanza sin autonomía. El fascismo institucionalizado.

Como última reflexión tomamos las palabras de José Artigas “Todo tirano tiembla y enmudece ante el paso majestuoso de  hombres libres”

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